Teresa Fandiño -Narrativa en mi maleta-

Viajo por las letras con la maleta llena de libros. Escribo novelas y relatos, pero si me siento poética la lleno de poesía o de lírica. Soy "cuentista". ¡Otros van más allá e incluso publican mis historias! Os deseo un paseo agradable por mi blog. Mis trabajos están registrados, podéis usarlos citando la procedencia y sin alterar su contenido, siempre y cuando se utilicen para actividades sin ánimo de lucro.

miércoles, 13 de abril de 2022



SÁBADO DE LETRAS/JUEGO ENTRE AMIGOS - Facebook


                                                         El estrés y un dilema




Sigo admirando ese banco que, pintado de colores, se ve alegre, divertido e invita al sosiego; tal vez, en cierto sentido, me ha embelesado.
Cada vez que acudo a ese lugar me entran ganas de sentarme en él, quizás porque sus colores cierran la puerta del invierno. Sin embargo, nunca lo he hecho. La primera vez que lo vi, ideé que, tal vez, si me sentase, llegaría de pronto la primavera; pero no lo hice por motivos prácticos, pensé que quizás estuviese recién pintado y podría manchar mis pantalones, aunque era extraño que no hubiese ningún cartel indicándolo.
Lo cierto es que llevaba prisa.
La segunda vez, me di de bruces con la realidad. Llegaba cansada y deseaba sentarme mirando al mar, recordaba que habían pintado un banco de colores en el paseo y me dirigí a él. Entonces me di cuenta de que el respaldo estaba orientado al mar, y el asiento hacia una pared blanca, el muro de una casa típicamente marinera.
¡El banco estaba colocado al revés!
Cada vez que paso por ese lugar, me pregunto por qué hacer algo tan estrafalario como sería admirar un muro blanco, desde un banco de colores que da la espalda al mar. ¿Tal vez fue antes el banco que el muro? Sería sorprendente que hubiese sido al revés.
Me alegra ver esa puerta de entrada hacia el verano, y me planteo como puedo acomodarme en él, y obtener sosiego.


María Teresa Fandiño.
La Coruña, España
Derechos reservados








lunes, 21 de junio de 2021



El Doceduendes



Cada noche en la penumbra
vestido en madera vieja
su faz en nácar, añeja,
me incomoda y me vislumbra.
El sonido que acostumbra
me produce un malestar,
pero muy a mi pesar,
sus doce duendes en mente
resisto ya estoicamente.
Él me empuja a imaginar.
.
Mi estirpe en el nácar brilla
como sello de mi casa,
aunque siempre se retrasa,
y aunque suene a pesadilla
o abrume su manecilla
yo intuyo historias de ancestros
como de antiguos maestros
recostada en el diván.
Dando cuerda sonarán
sus «doce duendes siniestros»




María Teresa Fandiño Pérez
Derechos reservados
La Coruña, España.
24/01/2021
Imagen tomada de la red.


domingo, 24 de enero de 2021

 

ROMANCE DEL ENAMORADO Y LA MUERTE


Un sueño soñaba anoche
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores,
que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora tan blanca,
muy más que la nieve fría.
—¿Por dónde has entrado, amor?
¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
—No soy el amor, amante:
la Muerte que Dios te envía.
—¡Ay, Muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día!
—Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.
Muy deprisa se calzaba,
más deprisa se vestía;
ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
—¡Ábreme la puerta, blanca,
ábreme la puerta, niña!
—¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue al palacio,
mi madre no está dormida.
—Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás, querida;
la Muerte me está buscando,
junto a ti vida sería.
—Vete bajo la ventana
donde labraba y cosía,
te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el cordón no alcanzare,
mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe;
la muerte que allí venía:
—Vamos, el enamorado,
que la hora ya está cumplida.


Anónimo.


 


   
Imagen tomada de la red. Eduard Munch y el Freso de la vida: Amor, muerte y soledad




Antonio me enamora

Antonio me enamora 


Místico en su vida y sus poemas

como un violinista enamorado,

un maestro cordobés, 

portugués, algo italiano

llamado también De Todos Los Santos,

paseaba por recoletos y el café Gijón.

Descubrió el teatro

y se contagió

Al principio conoció

«Los verdes campos del Edén»

 

Atractivo y bien plantado,

soportó estoicamente

«El sol en el hormiguero»

Admirable en sus palabras,

adaptó a sus pies «El zapato de raso».

 

Se ríe de la censura

y trae en gala el amor a nuestra señora,

la poesía. Tenaz y tal vez

inmortal, criticado por su expresiones,

admirado y respetado por sus lectores,

no teme al dolor,

se burla de la muerte

con su tierno y divertido humor.

 

Maravillosa conversación.

Escucharle es un placer,

leerle, una emoción

Galante como ninguno, 

Antonio me enamora

con su verso y con su prosa. 

Adivina quién es él

yo ya te lo he dicho... 


María Teresa Fandiño

Derechos reservados

La Coruña 24/01/2021


Imagen tomada de la red.





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jueves, 21 de enero de 2021

Acerca de María Moliner.

https://www.fundeu.es/noticia/maria-moliner-10-palabras-sobre-la-mujer-que-amaba-las-palabras/





Imagen tomada de la red.

María Teresa Fandiño.




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lunes, 11 de enero de 2021

Pálpitos de ternura

La antología  del II certamen de Poesía Aliar recoge los cincuenta mejores poemas de todos sus participantes. Una edición que recorre todo un océano para encontrarse con la poesía de Cuba, Panamá, Bolivia, Eduador, Venezuela, México, Perú, Colombia, Chile y España.


Aliar ediciones.

María Teresa Fandiño: Pálpitos de ternura




María Teresa Fandiño.
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jueves, 7 de enero de 2021

 Escribir es un ocio laborioso, decía Goethe.

Revista Gealittera.  

https://issuu.com/carmenmembrillaolea/docs/gealittera_33_-leer





Biografía de Johann Wolfgang Goethe, por "Biografías y vidas"
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/goethe.htm


Johann Wolfgang Goethe

(Frankfurt, 1749 - Weimar, id., 1832) Escritor alemán. Nacido en el seno de una familia patricia burguesa, su padre se encargó personalmente de su educación. En 1765 inició los estudios de derecho en Leipzig, aunque una enfermedad le obligó a regresar a Frankfurt. Una vez recuperada la salud, se trasladó a Estrasburgo para proseguir sus estudios.

Goethe

Fue éste un período decisivo, ya que en él se produjo un cambio radical en su orientación poética. Frecuentó los círculos literarios y artísticos del Sturm und Drang, germen del primer Romanticismo y conoció al escritor y filósofo Johann Gottfried Herder, quien lo invitó a descubrir a Homero, Shakespeare, Ossian y la poesía popular.

Fruto de estas influencias, Goethe abandonó definitivamente el estilo rococó de sus comienzos y escribió varias obras que iniciaban una nueva poética, entre ellas Canciones de Sesenheim, poesías líricas de tono sencillo y espontáneo, y Sobre la arquitectura alemana (1773), himno en prosa dedicado al arquitecto de la catedral de Estrasburgo, y que inaugura el culto al genio.

En 1772 se trasladó a Wetzlar, sede del Tribunal Imperial, donde conoció a Charlotte Buff, prometida de su amigo Kestner, de la cual se prendó. Esta pasión frustrada inspiró su primera novela, Los sufrimientos del joven Werther, obra que causó furor en toda Europa y que constituyó la novela paradigmática del nuevo movimiento que estaba naciendo en Alemania, el Romanticismo.

De vuelta en Frankfurt, escribió algunos dramas teatrales menores e inició la composición de su obra más ambiciosa, Fausto, en la que trabajaría hasta su muerte; en ella, la recreación del mito literario del pacto del sabio con el diablo sirve a una amplia alegoría de la humanidad, en la cual se refleja la transición del autor desde el Romanticismo hasta el personal clasicismo de su última etapa.

En 1774, aún en Frankfurt, anunció su compromiso matrimonial con Lili Schönemann, aunque rompió el noviazgo dos años más tarde; tras aceptar el puesto de consejero del duque Carlos Augusto, se trasladó a Weimar, donde estableció definitivamente su residencia. Empezó entonces una brillante carrera política (llegó a ser ministro de Finanzas en 1782), al tiempo que se interesaba también por la investigación científica.

La actividad política y su amistad con una dama de la corte, Charlotte von Stein, influyeron en una nueva evolución literaria que le llevó a escribir obras más clásicas y serenas, abandonando los postulados individualistas y románticos del Sturm und Drang. En esa época empezó a escribir Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1795), novela de formación que influiría notablemente en la literatura alemana posterior.

En 1786 abandonó Weimar y la corte para realizar su sueño de juventud, viajar a Italia, el país donde mejor podía explorar su fascinación por el mundo clásico. De nuevo en Weimar, tras pasar dos años en Roma, siguió al duque en las batallas prusianas contra Francia, experiencia que recogió en Campaña de Francia (1822). Poco después, en 1794, entabló una fecunda amistad con Schiller, con años de rica colaboración entre ambos. Sus obligaciones con el duque cesaron (tan sólo quedó a cargo de la dirección del teatro de Weimar), y se dedicó casi por entero a la literatura y a la redacción de obras científicas.

La muerte de Schiller, en 1805, y una grave enfermedad, hicieron de Goethe un personaje cada vez más encerrado en sí mismo y atento únicamente a su obra. En 1806 se casó con Christiane Vulpius, con la que ya había tenido cinco hijos. En 1808 se publicó Fausto y un año más tarde apareció Las afinidades electivas, novela psicológica sobre la vida conyugal y que se dice inspirada por su amor a Minna Herzlieb. Movido por sus recuerdos, inició su obra más autobiográfica, Poesía y verdad (1811-1831), a la que dedicó los últimos años de su vida, junto con la segunda parte de Fausto.


María Teresa Fandiño
https://www.facebook.com/mteresafandinhoperez.libros
https://narrativaenmimaleta.blogspot.com/



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martes, 29 de diciembre de 2020

https://cadenaser.com/emisora/2020/07/29/ser_cuenca/1596024636_683218.html

Pedro Manuel Fraile.

Novela policiaca.

La cunda y la luna

Novela que estuvo entre los diez primeros finalistas del Premio Planeta, año 2019.  













sábado, 12 de diciembre de 2020

 





¡LARGO SE HACE EL DÍA SIN AIRE! 

 

 Soy afortunada: una de mis ventanas se asoma a un patio de manzana enorme, en forma de rectángulo, del tamaño de una pista de baloncesto. La altura del piso lo sobrepasa y las vistas son limpias; a lo lejos, se intuye el mar y puedo ver el faro durante el día. Por las noches, su luz gira en círculo sobre las casas. Normalmente, en el patio brilla el sol y los niños juegan con la pelota o la bicicleta.

 Ahora no están: no podemos sociabilizar. Está prohibido.

 Cada tarde, a la misma hora, cantamos desde la ventana junto con nuestros vecinos, nos acompañan las sirenas de los barcos, que al principio me emocionaban; ahora parece que molestan. Está permitido.

 Casi todos mis vecinos son padres jóvenes con niños en edad escolar. Hoy hemos cantado aquella canción que decía algo así: «...hola, Don Pepito, hola, Don José…» La consideré muy apropiada para lo que queremos hacer. Después sonó «sobreviviré», que parece animarnos a todos, pero no es cierto: tan solo es una falacia. En realidad, lo único que lo consigue es el aire del noroeste que, insultante, como si no tuviera nada que perder, viene fuerte y de frente. Sopla así casi todos los días hacía esta ventana, pues está bien orientada; en mi ciudad el viento es una característica típica, de hecho, estoy tan apegada a él que cuando viajaba lo añoraba.

 Ahora no puedo, es muy peligroso. Está prohibido.

 Él me recuerda, cada día, a las ocho, que durante veinticuatro horas no he respirado el aire del mar al que estoy acostumbrada, ni tampoco el del parque que tengo frente al portal de mi casa, el cual constituye el pulmón de esta esquina de España.

 Mi rostro se aviva, cuando capturo una pequeña parte de vitamina D.

 Hoy he dejado de quejarme porque se me ha partido el alma: he visto la cara de los niños y su actitud.

 Sus rostros reflejaban la tristeza. Muchos de ellos ni siquiera están con uno de sus padres y casi ninguno puede ver a ningún otro miembro de su familia.  Ellos dicen: es por culpa del coronavirus. La lección se la saben, la situación la soportan, la angustia la sufren.

 Después de haber cantado, fueron ellos los que gritaron: «¡hasta mañana!». Y es que, realmente, quieren que salgamos a las ventanas, parece ser «su momento estrella». Y yo saldré mañana y cada día que haga falta, porque ellos me han roto el corazón.

 Me duele su resignación y siento impotencia.

 Nunca, hasta ahora, habíamos conseguido obviar la sonrisa de los niños.

 Pero, ¿de qué nos quejamos? Hemos sido testigos de cómo, lentamente, se mermaba la sanidad; poco a poco nos acostumbramos a ver las manifestaciones que organizaban los sanitarios pidiendo ayuda: nos expresaban su sentimiento de impotencia; una situación de la que no éramos conscientes de ser los grandes perdedores. Algunos, necios, incluso les respondían que ya ganaban demasiado dinero; entretanto, ellos atendían a demasiados enfermos y en malas condiciones, ante nuestros ojos, en ambulatorios y hospitales; nosotros sabíamos que nadie suplía a los médicos y enfermeros que se iban de vacaciones, o de baja por enfermedad. 

 Ellos también enferman, y no solo por virus extraños.

 Hemos asistido durante años al límite de plazas en las universidades de medicina, y visto cómo fracasaban miles de estudiantes,quienes eran expulsados de las facultades tras haber sido nosotros quienes costeábamos sus intentos de estudio; los culpábamos a ellos de un fracaso con mayúsculas. No hay más que ver el porcentaje de chicos sin título, para darnos cuenta de que estos jóvenes, que accedían a sus plazas con notas elevadas, no conseguían aprobar; no supimos, o no quisimos, averiguar los motivos.

 ¿Qué es lo que ocurre en la universidad? Hemos visto que solo un puñado de ellos finalizaba la carrera; que pasaban a engrosar listas de espera solo para, de vez en cuando, obtener un par de días de trabajo .

 Sabíamos que el sistema era obsoleto e ineficaz. ¡Lo sabíamos y no hicimos nada!

 Nuestras acciones requieren de responsabilidad mucho más allá del presente, por eso asistimos a este resultado, a las consecuencias de lo que hemos hecho: somos culpables de que nuestros «sabios» se mueran en los asilos, de que nuestros niños vivan tristes en jaulas y nosotros, ¿de qué nos quejamos? Tenemos lo que merecemos: el resultado de la pasividad.

Ante la acción, reacción, pero no lo hicimos.         

 Podemos inventar un mundo feliz y echarle la culpa a un virus que mutó, o más fácil todavía, denominar la situación como «una viriasis». Tal vez podemos creer que un simple bichito, que se cae muerto con la lejía, nos ha unido, y cantar que juntos podremos vencer y olvidar el miedo a la realidad, la que tanto nos asustaría si decidiésemos pensar.

 Yo pregunto quién es el responsable de este futuro, ahora presente, que nosotros hemos sembrado para nuestros niños. ¿Qué les vamos a contar? ¿Les diremos que no había dinero para nuestra salud o para nuestra libertad? ¿A quién pedirán cuentas? Les enseñaremos nuestros álbumes de fotos al aire libre, en lo parques, en los columpios. Tal vez fotografías de nuestras bodas, comidas familiares, vacaciones, viajes etc. ¿Qué concepto tendrán de sus ancestros?  Nosotros, que añorábamos nuestra feliz infancia, no hemos sido capaces de mejorarla, ni tan siquiera  de igualarla para ellos.

 La respuesta es evidente: somos culpables; no cantemos, oremos.

 Ojalá que esta situación finalice sola, no lo hará por la mano del inútil del ser humano; pudiera ocurrir que aparezca otro virus, en cualquier otro momento, o ahora, para el que no estemos preparados; o una enfermedad extraña; o, tal vez, una antigua enemiga. ¿Quizás algo que llegue de África, por ejemplo? ¿Acaso hemos olvidado que no hace mucho nos ha atacado el virus del ébola?

 Pobres mentes necias, ofuscadas, bloqueadas por la situación de confortabilidad que nos siguen ofreciendo los gobiernos, unos tras otros: pan y fiestas.

 

María Teresa Fandiño.

Derechos reservados.           




Cuarto concurso de microrrelatos, convocado por Libros Mablaz.




                                                                         Soledades 

—Tú, «bella durmiente», sin enterarte de nada —susurraba—. ¡Qué bien vives! Perdona, no tienes la culpa de mis problemas— exclamó girándose hacia ella.

Una vez sentada en el sillón del acompañante que, como tal, nunca había sido utilizado, la enfermera le comentó sus problemas familiares con la certeza de que no huiría de sus charlas, y abrió un libro por la misma página donde lo había dejado la noche anterior.

—…

—Eres la única que me escucha sin quejarte, permíteme abusar; si tuviera una mínima sospecha de que te molesto, te dejaría en paz, lo sabes; para compensarte te leeré hasta que finalice el turno. Percibo que te gusta.

—…

—La noche se hace corta, ¿verdad? Tal vez creas que no deseo volver a casa… 

 

María Teresa Fandiño Pérez.

Registro de la propiedad intelectual.

29/09/2020


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miércoles, 26 de junio de 2019

Nunca dejas de sorprenderme

Mi segunda novela negra.


Una emocionante búsqueda nos conducirá a una avalancha de historias de seducción, muerte y  asesinato.
Durante ciertos preparativos de boda se produce un desatino. La visión de un futuro sobrecogedor y el terrible presentimiento de un drama, provocan reacciones excéntricas; cada personaje se siente sobrecogido por hechos sórdidos y deleznables, se producen situaciones hostiles.
 Las casas de un pequeño pueblo huelen a viejo y humedad, en los portales se refugian los pequeños negocios. En un alto, rodeada de jardines, destaca la casa de dos mujeres, hoy en boca de todos.
Delitos y sospechas.
Fervenza ha hecho una entrada triunfal en el pueblo, convocado como detective, asiste a un entierro. Observa, desde su narcisista y lozana figura, situaciones y personajes extraños.




María Teresa Fandiño Pérez

















martes, 21 de mayo de 2019


Mi segunda novela publicada: Nunca dejas de sorprenderme 
Novela negra, de intriga, detectivesca.
Deseo que os guste 

El jueves día 27 de junio de 2019 realizaré una presentación en Coruña.

De venta en Amazon, La casa del libro, El corte inglés, CEGAl https://www.todostuslibros.com/

Editorial Libros Mablaz
LIBROS MABLAZ / 978-84-120062-0-9
http://www.librosmablaz.com/index.php?page=prod_desc&pid=99879&fbclid=IwAR1ry6dfaEdgS6-HzR51OOz-1CODrik6xr0F9qE_IN-aI5gF85DGt1AZT9g


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lunes, 20 de mayo de 2019

Mi querida Violeta

En boca de un escritor,
en su mundo cervantino,
se  prepara un desatino
una noche de estupor.
Sobre un puente, el orador
se observa en el agua clara.
Duelo refleja su cara,                  
se avecina una tormenta             
mas no la teme, la alienta           
como al Dios que la creara.
.
Desde un puente el personaje
observa: un faro que alumbra
en medio de la penumbra,
la tormenta y el paraje.
Besos salados. ¡Salvaje!
Silva el viento sus hazañas.
Derrotado entre guadañas,
batido, cual  marioneta,
se refugia en la caleta
y asustado, en las montañas.
.
¡Mi querida Viôleta!
De nuevo verte pensara
y acariciarte soñara.
Su muerte llora el poeta.
¡Cerviz erguida! Se inquieta
y al firmamento recita:
Luna de luz exquisita,
negro el cielo te ensombrece,
triste, mi alma languidece,
mi corazón se marchita.

María Teresa Fandiño Pérez.

Derechos reservados.
Poema registrado, incluido en mi poemario: "Alma gamela"








                                                 



miércoles, 14 de marzo de 2018

martes, 15 de agosto de 2017

Patética mujer enamorada - Publicado en la revista digital Gealittera.



¡Patética mujer enamorada!



Paseando ensimismada por una céntrica calle de una pequeña ciudad española, una mujer observaba las flores que nacen en los árboles; su cara llevaba dibujada la tristeza. Dos hombres se acercaban a ella despacio, a través de caminos diferentes. Ambos se habían reconocido, se saludaron y comenzaron a charlar amigablemente.

De pronto, el más joven encontró una madera en un contenedor de basura; parecían restos de una obra, la madera tenía clavos. Comenzó a pegar al otro hombre una y otra vez. El herido cayó al suelo inconsciente; su sangre salía a través de las heridas que le produjeron los clavos; lo hacía a borbotones con cada latido de su corazón. La mujer observaba aterrada, mas no parecía sorprenderse de tal suceso. Un médico acudió a socorrer al herido al mismo tiempo que una pareja de ancianos llamaban a la ambulancia. La mujer, de mediana edad, comentaba el caso a la policía sin inmutarse; quienes tomaron declaración también a los transeúntes.
Ella dijo conocer a los dos hombres y aportó la descripción del atacante.
—Su piel se asemeja a la de un reptil, se está abriendo y casi no puede moverse, está gangrenada. Son los efectos de una droga que consume.
—Desomorfina, la conocemos. Sus efectos son sobrecogedores, se come la carne del cuerpo humano, mientras convierte a las personas en zombis.
—Está muy enfermo.
—Huyó corriendo a través de las calles peatonales, no debe estar tan enfermo como dice usted. —Comentaba uno de los policías.
La mujer relató una excéntrica historia; le había conocido a través de un chat. A pesar de alguna distancia entre ellos, consiguieron conocerse personalmente, ella enloqueció de amor por quien había sido su “príncipe azul", ahora se sentía patética.
Él consumía drogas, cada vez más; llegó a inyectarse, su situación física y económica empeoró. En poco tiempo se arruinó debido al consumo de heroína. Encontró un remedio barato: fabricó una droga en su propia casa, una droga llamada “krokodil” que carcome la piel.
Le despidieron, perdió su casa y se tiró a las calles. No tenía donde dormir pero tampoco tenía modo de preparar la droga. Descansaba en bajos abandonados despreciado por su familia y sus amigos; sin embargo ella lo siguió, intentando ayudarle.
Más adelante comenzó a tener heridas en el cuerpo, su piel parecía de cocodrilo. Su carne se desprendía y de esta forma, podían verse sus huesos en las profundas heridas que tenía en algunas zonas de su cuerpo. Se sentía atormentado por un profundo olor a muerte lenta y sin remedio, una muerte terriblemente dolorosa; intentaba dejar las drogas mas le resultaba muy difícil, casi imposible.
Después de tres días, una operación y muchos puntos en su cuerpo, el otro hombre se despertó en un hospital. Decía que había soñado mucho, que hacía mucho tiempo que no dormía tan bien, que soñaba con la primavera, música, las margaritas, flores de colores y el sonido del viento… ¡Agonizaba en una cama de hospital! Sin embargo se apreciaba que hasta ese momento había sido un hombre sano, no consumía drogas. Sospechaban quienes lo atendían: ¿Por qué razón llevaba krokodil en el bolsillo cuando entró en el hospital?

Tal vez era él quién lo distribuía.


María Teresa Fandiño.
Derechos reservados.
La Coruña.

España.







viernes, 16 de junio de 2017

¡Qué buena idea! - Para la revista Gealittera.

Os dejo la revista Gealittera del mes de Junio. Ha quedado preciosa, viene llena de poesía y relatos. Deseo que os guste y la disfrutéis.
http://revistagealittera.blogspot.com.es/2017/06/gealittera-34-viaje.html


¡Qué buena idea!


Durante los últimos meses aparté dinero y lo escondí en mi caja de música. Al abrirla suena una canción y, como si agradeciera mi esfuerzo, una bailarina me alegra el corazón.
Cada mes me costaba un mayor esfuerzo, pero me sentía más cerca de ese viaje que me gustaría hacer. Deseaba visitar Florencia o bien el palacio de Versalles en París…
¡Imposible!
No alcanzaba. El dinero salía al mismo ritmo y de la misma forma que entraba en la caja. Me sentía agobiada y necesitaba salir de mi casa, viajar…Ni siquiera a través de la ventana podía apreciar el paisaje; allí permanecía la bruma junto al río que, armonioso, parecía susurrarme al oído mientras la humedad del ambiente rezumaba con generosidad.
Durante unos años sufrí en silencio, me consolaba viajar a través de la pantalla del televisor; sentada en mi sofá la envidia hacía mella en mí, me rechinaban los dientes, me mordía la uñas…Deseaba situarme en cada lugar con el que me sorprendía aquel programa de televisión. Viajé por todo el mundo, recorrí las costas de Italia y de Grecia; más tarde visité la Capadocia y Estambul en Turquía. Recorrí la selva negra en Baden-Wurtemberg, Alemania, y paseé por el parque Lazienkien, en Varsovia, escuchando un concierto de piano de Chopin. Crucé el puente de Londres, y visité su museo de ciencias naturales. Estuve en la Torre Eiffel de París, allí creí ver al aviador que pasó bajo la torre hace tantos años y paseé por el jardín de las Tullerías. Me fascinó Miami, Buenos Aires y Perito Moreno, la ciudad de Nueva York llena de edificios gigantes, de gente, de comercios y luces de neón…
Mis viajes virtuales no me satisfacían, al igual que en una película de amor, no podía saborear su tacto. Un día, de visita en el metro de Moscú casi me da un ataque de envidia, de agobio o una mezcla de ambos. Necesitaba tomar una medida urgente.
¡Ahorré todo cuanto pude! Intenté prescindir de la peluquería, de cenas con amigos, rebajé presupuestos…
¡Imposible!
Mi vida interior se enriquecía cada vez más como consecuencia de mi aburrimiento. Debería de vencer aquel estancamiento o entraría de lleno en una depresión. Me sentí ineficaz para llevar una economía doméstica, pues no era capaz de incrementar mi recaudación. Siempre aparecía un gasto extraordinario, si no era la rotura de un grifo, era la del automóvil.

Soñé con una pradera llena de billetes verdes, ese día descubrí que estaba obsesionada, era urgente en extremo tomar medidas.

Tomé una decisión, robaría. Lo haría de una forma inteligente, no quería acabar en la cárcel; desde allí no se puede viajar. Después de meditar sentada en el suelo, en mi posición de indio en las películas antiguas, se me ocurrió algo brillante.
¡Qué buena idea!
Me apeé de mis tacones y me enfundé unas zapatillas roídas; dejé de ducharme cada día, pues una vez por semana me daría mejor imagen y me bastaría…me presenté en «la cocina económica» allí dan de comer a los pobres; fuimos en manada, claro está, pero me ahorré un buen dinero cada día.
Además adelgazaría.
Un día, al atardecer, me encontré en una esquina suplicando: deme algo, deme algo…
¡Y me daban!
La gente me preguntaba por qué pedía, y yo gritaba: ¡ITALIA! ¡ITALIA!
Realmente deseaba con todas mis fuerzas llegar a Italia y poder regresar después a casa, claro está; como hablaba con acento italiano, me creían. Me sirvieron las clases de italiano que había tomado en aquella época de «vacas gordas», en la que había viajado; había podido permitírmelo.
La gente se paraba, les daba lástima y siempre tenían un dinero para mí, creían que pedía para regresar a mi casa.
Yo, inmutable.
Al final del día les doy algún dinero a mis compañeros mendigos, ellos lo necesitan para comer…Esa acción me hace sentir pletórica, me consuela pensar que al menos puedo sentirme bien de esta forma.

Sin embargo alguna vez pienso: «A ver si alguno de estos está pidiendo para irse de viaje….» Pudiera ser, mas «No deben pagar justos por pecadores»
Cierro los ojos y me veo ya en la Plaza de la Señoría observando al falso David de Miguel Ángel, o tal vez en la Galería de la Academia visitando al verdadero.

Cierto es que allí estaré, ¡hoy he comprado mi billete! mi caja de música suena más y más...

María Teresa Fandiño
15/06/2017
La Coruña, España
Derechos reservados
















Imagen de Florencia tomada de la red.

martes, 23 de mayo de 2017

Goethe y su ocios laborioso - Revista Gealitea


Os dejo el nuevo número de la revista "Gealittera" correspondiente al mes de Mayo. En ella encontraréis poesía y narrativa, os gustará. Este mes el tema se basó en : Leer.

Esta vez me sitúo al final, con mi relato "Goethe y su ocio laborioso"

Deseo que os guste.

María Teresa Fandiño
Derechos reservados.

viernes, 5 de mayo de 2017

Os presento una antología en la que he participado, una de las que más ilusión me han hecho.
Publicada por Editorial TRIRREMIS, es una de las más bonitas en las que he participado, por su contenido, su presentación y sus detalles; pero sobre todo por la unión que existe entre nosotros en el Territorio de Escritores: Juegos Literarios "Terri" es un grupo activo, divertido y unido, en el cual me siento a gusto entre buenos compañeros y juegos divertidos.
Un abrazo para las personas que lo han hecho realidad, Angeles Samarcanda Platas , Juan Izquierdo, muchas gracias por hacerme sentir esta ilusión de tener el libro en mis manos y por vuestro considerable esfuerzo; sé que ha sido realizado con mucho cariño.




Aromas al alba - Reto de territorio de escritores


18º RETO ANÓNIMO: EL JUEGO DE LAS PALABRAS
El Reto consiste en  construir un texto de temática libre en el que estén contenidas las QUINCE PALABRAS ELEGIDAS. 
En esta ocasión son: ACARICIAR, PLUMA, MARESÍA, TRANSITO, EXISTENCIALISMO, LENGUA, ESCALOFRÍO, FATUO, IMBORNAL, ALARIFE, PITANZA, ETERNIDAD, LONGEVIDAD, COJONES, PETRICOR.
La mecánica será igual para textos en verso, como en prosa. 

Título : Aromas al alba.

Esa mañana Elena se despertó temprano, algo la inquietaba.
Hacía unos años que no conseguía conciliar el alma con el corazón. El estudio del existencialismo, una corriente ya antigua, ratificaba sus pensamientos, la existencia prevalece ante todo: “lo único real soy yo, la fe se podría definir como la necesidad de encontrar serenidad de espíritu”
Preparaba un desayuno austero cuando entró Ángela.
—Te has despertado muy pronto, Elena. La marea debe de estar baja porque huele a berberechos.
—Es la maresía.
—Ayer olía a tierra mojada, hacía días que no llovía. Me encanta ese preticor.
—¿El qué?
—Ese aroma a tierra cuando llega la lluvia después de tantos días, Elena.
—Tus palabras suenan a escritor de pluma, Ángela. Me debato entre la fe y el existencialismo, intento llegar a un acuerdo conmigo misma; ni cuenta me doy de los olores de la mañana, salvo el de la mantequilla con la tostada.
—Escribo con teclado, en Word. No podría ni acariciar la pluma, llenaría la hoja de borrones. Ni puedo recitar poesía, como haces tú, la lengua se me traba.
—Hay mucho tránsito esta mañana, escalofríos me dan solo de pensar en subirme al coche, Ángela.
—Estás estresada; te llevo si no te retrasas porque no puedo llegar tarde, mi jefe está insoportable. Se me hace una eternidad la jornada de trabajo hasta que llega la pitanza, entonces parece que el día finalizó.Toca la sirena y aparecen los alarifes, que van hacia el vestuario. Ese es el mejor momento del día, ¡son tan guapos, Elena!
—¡Y muy jóvenes!
—No soy joven pero en mi familia hay mucha longevidad, creo que tendré tiempo. Aunque mi jefe me matará antes, es fatuo; su vanidad me ataca. Ha ordenado poner una rampa en el bordillo de la acera.
—Están los imbornales atascados con porquería y el ayuntamiento no los limpia.
—Sí, claro, pero ha puesto la rampa ante su entrada; los que entramos por la puerta de atrás…¡nos mojamos los pies cuando llueve mucho!, como ayer por ejemplo.
— …
Entre tostada y tostada, unas sonrisas.

María Teresa Fandiño
Derechos reservados



jueves, 16 de febrero de 2017

Antología poética - Libros Mablaz -

V Antología poética
Libros Mablaz
Poesía libre.

"Cien años no es nada"
"Te sueño en mi mañana, esperanza"
"Me llevó un tifón"
"Suave melodía al despertar"
Derechos reservados
            María Teresa Fandiño Pérez          
Aquí podéis adquirir la antología :
http://librosmablaz.com/index.php?page=prod_desc&pid=99554








              
Presentada en Champanería y librería María Pandora, barrio de la latina, Madrid.
                                                                        
Plaza de Gabriel Miró, 1 - Las Vistillas Madrid 28005