Viajo por las letras con la maleta llena de libros. Escribo novelas y relatos, pero si me siento poética la lleno de poesía o de lírica. Soy "cuentista". ¡Otros van más allá e incluso publican mis historias! Os deseo un paseo agradable por mi blog. Mis trabajos están registrados, podéis usarlos citando la procedencia y sin alterar su contenido, siempre y cuando se utilicen para actividades sin ánimo de lucro.

lunes, 23 de mayo de 2016

El extraño refugio de la abuela - Territorio de escritores


El extraño refugio de la abuela.

Regresé a mi antigua casa con la llave del portal en el bolsillo, todavía quedaban algunas cosas por recoger.
Se podía escuchar el silencio. Entonces oí un alarido, ¡mi casa lloraba!, podía oír como gemían los árboles; morían conmigo.
Entré en su hall acristalado, a la derecha un reloj de cuco y el salón; los muebles cubiertos, los cuadros embalados...Llevaba pri...sa, debía salir de allí antes del anochecer, todavía temía a los fantasmas.
De frente se accedía a dos escaleras, derecha e izquierda, una abierta, otra cerrada. Cada una tenía su nombre escrito, Rosa y Poderosa; a través de Rosa accedíamos a nuestros dormitorios, nuestros baños y un pequeño estudio con biblioteca; la llamábamos así porque la pared era color rosa. La escalera "Poderosa" estaba prohibida, mi abuela guardaba allí secretos oscuros. Recordaba haber subido en una ocasión, y haber visto un gran cielo azul.
La puerta de abajo estaba abierta, subí aterrada, arriba, una puerta roída y apolillada cerrada con llave. Bajé las escaleras tan rápido como pude, todavía me imponía aquel cuarto. Me recompuse nada más llegar al hall. No habría más oportunidades, la casa sería vendida en un par de días.
Recordé una llave grande que ella guardaba en su bolsillo, también que subía frotándose las manos. La imaginé poniendo crema después de fregar. Fui a la cocina y hurgué en los cajones, las despensas, los botes de alimentos…El bote de crema llamó mi atención por su tamaño. Metí la mano hasta el fondo y la noté, una llave antigua.
Subí corriendo la escalera prohibida, abrí la puerta y me encontré de lleno con su secreto: la fantasía. Ventanales en una hermosa galería, mucha luz, un espejo muy grande, pinturas enrolladas sin enmarcar, un caballete, una maleta vieja llena de cartas y poesías de un hombre enamorado.
Libros, prohibidos en aquella época, apilados. Sus bordados.
Miré al techo, planetas y el sol dibujados sobre un fondo azul.
Aquel lugar había sido su refugio. Me senté en su butaca y mirando al jardín, olvidé los fantasmas.
Me sentí de nuevo en casa.

María Teresa Fandiño
23/05/2016
Derechos reservados
Fotografía tomada de la red



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