en casa me lo ordenaron
Me metí bajo la cama…rezaron
Muertita, muertita estaba de miedo.
Llegó la policía, en unos minutos
se llenó la casa de misterio.
Deambulaba por los pasillos con pasos diminutos
cuando vi la cara de mi abuela en el espejo.
Expresaba una profunda tristeza,
mucho miedo...Me miró con ternura.
Ella era una mujer triste y con entereza
aunque antaño había sido alegría pura.
Durante los pocos años de mi niñez
se volcó en los amigos y la familia.
Había perdido la esperanza y la fe,
nunca las halló a lo largo de su vida.
María Teresa Fandiño
09/08/2016
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